El espiritu santo nos ayuda en la oracion

Mientras que Cristo estaba en la tierra, los discípulos estaban acostumbrados a llevarle sus preguntas y necesidades. Cuando Cristo regresó al cielo, envió el Espíritu para ayudarles en su oración (Ro 8.26, 27) y les instruyó a que oraran al Padre personalmente. La oración bíblica es al Padre, mediante el Hijo y en el Espíritu. No es necesario que el Hijo suplique al Padre a nuestro favor, porque el Padre está deseoso de responder a nuestras peticiones.

¡La oración es un tremendo privilegio! Considere estas otras palabras de Cristo acerca de la oración: Juan 14.13, 14; 15.7; 15.16. Conforme el creyente permite que el Espíritu le enseñe la Palabra, crece en su vida de oración, porque la oración y la Palabra van juntas. Judas 20 nos ordena a «orar en el Espíritu Santo». Demasiada oración de hoy es carnal, pidiendo por cosas que no están en la voluntad de Dios (véase Stg 4.1–10).

Es maravilloso permitir que el Espíritu Santo nos agobie con peticiones de oración (Ro 9.1–3). El Espíritu conoce la mente del Padre y puede guiarnos a orar por lo que Dios quiere darnos. Bien se ha dicho que la oración no es vencer la renuencia de Dios; es aferrarnos a su buena disposición.

Wiersbe, Warren W., Bosquejos Expositivos de la Biblia, AT y NT, (Nashville, TN: Editorial Caribe Inc.) 2000, c1995.

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